Hiroshima

 

A 78 AÑOS DEL GENOCIDIO DE HIROSHIMA. LA DEVASTACIÓN POR MEDIO DE ARMAS NUCLEARES ES UN PELIGRO INMINENTE

Este mes de agosto, se cumple un nuevo aniversario de los genocidios de Hiroshima y Nagasaki. Las y los humanistas de todo el mundo conmemoramos estos hechos genocidas, que refuerzan nuestro profundo y permanente compromiso por accionar en favor de la paz y la no violencia, un anhelo compartido por todos los pueblos del mundo. Dada la importancia que estos acontecimientos tienen en el presente ante la posibilidad permanentemente latente, de un devastador desastre nuclear, desencadenado por la utilización de armas nucleares, las fechas del 6 y 9 de agosto tienen una enorme relevancia en el momento actual.

Por ese motivo desde el ECI de nuestra Federación Internacional de Partidos Humanistas hemos decidido divulgar posicionamientos diferentes y complementarios en cada una de esas fechas.

Hoy domingo 6 de agosto es el aniversario 78 del genocidio de Hiroshima. El acontecimiento puntual de terrorismo de estado, de crimen de guerra y de genocidio más devastador de la historia humana, tanto por sus consecuencias a los pocos instantes de iniciarse el mismo como por las consecuencias posteriores a ese acto.

Si ubicamos el contexto histórico del bombardeo, es claro que el mismo es el fin de la segunda guerra mundial iniciada en 1938 o el fin de la “Gran Guerra”, para aquellos que consideran un solo período de guerra mundial el que va entre 1914 y 1945.

En los primeros meses de 1945, el bombardeo de ciudades japonesas, se intensificó como estrategia de saturación para destruir la moral de la población civil. Uno de los bombardeos convencionales más devastadores realizado en una guerra ocurrió el 9 de marzo de 1945 cuando más de 300 aviones Boeing-29 lanzaron en una sola noche unas 1.700 toneladas de bombas incendiarias napalm sobre el centro de la capital japonesa. Fue el bombardeo más masivo y destructivo hasta ese momento, dejando un total de unos 80.000 muertos.

En esos numerosos ataques, algunos aviones de EE.UU. fueron derribados y hubo decenas de pilotos de ese país que fueron capturados por los japoneses.  

La bomba atómica se desarrolló bajo el proyecto denominado “Manhattan” y fue probada en un ensayo por primera vez, el 16 de julio de 1945 en una zona del estado de Nuevo México (EE.UU.). La bomba utilizada en la prueba, causó una explosión mucho mayor de la esperada.

El 26 de julio de ese año el presidente de EE.UU. Harry Truman, lanzó un ultimátum contra Japón, exigiendo una "rendición incondicional", amenazando que, de no acatar la demanda, a Japón le esperaba "una destrucción rápida y absoluta". En el mensaje presidencial no se mencionó el uso de bombas nucleares.

El 6 de agosto de 1945, un solo avión militar de los EE. UU, sobrevoló la ciudad de Hiroshima, lanzando la primera bomba atómica sobre una ciudad. Murieron unas 90.000 personas en el instante y se estima que unas 55.000 muertes más ocurrieron pocos meses después. Actualmente siguen naciendo niños con graves problemas físicos como consecuencia de los efectos en las mutaciones genéticas, que generó la radiación liberada por la bomba.

La carga nuclear contenía un isótopo de uranio (Uranio 235). La detonación se produjo a unos 500-600 metros antes de tocar el suelo, generando inicialmente dos vías diferentes de destrucción: el fuego y la onda expansiva. El tercer elemento que siguió destruyendo más allá de ese día, fue la radioactividad.

Al momento de la explosión se formó una bola de fuego en un radio de 1 kilómetro donde la temperatura alcanzó varios miles de grados Celsius y donde prácticamente todo fue instantáneamente vaporizado y reducido a cenizas, incluidas obviamente las personas. La explosión generó una onda de choque que se propagó a una velocidad de 1000 km/h, reduciendo instantáneamente casi todo a cenizas en un radio de 2 kilómetros. Edificios y personas se quemaron instantáneamente hasta una distancia de 4 kilómetros. Otras personas sufrieron quemaduras de 3er grado en una distancia de hasta 8 kilómetros.

Luego de esas casi 100.000 personas, asesinadas por esos efectos inmediatos, aparecieron los efectos en los días y meses posteriores, daños en especial debidos a las radiaciones ionizantes, con la aparición de diferentes tipos de cáncer. La bomba también mató mínimamente a doce aviadores estadounidenses que estaban encarcelados en Hiroshima, un hecho que el gobierno norteamericano tardó décadas en reconocer oficialmente.

Antes del lanzamiento de la bomba atómica, Italia había sido vencida y poco tiempo antes la Alemania de Hitler se había rendido derrotada principalmente por los ejércitos soviéticos y con la rendición de Japón las potencias fascistas estaban destruidas.

Pero las ideas y las prácticas fascistas (militarismo, racismo, imperialismo) estaban presentes del lado de los vencedores. El Estado de EE. UU debió ser juzgado por crímenes de lesa humanidad. Pero suele ocurrir que los que ganan las guerras “no cometen” genocidios solo “luchan por la libertad y la paz”, al mismo tiempo que escriben la versión oficial de la historia.

La única lección histórica aceptable del infierno nuclear que se desató sobre la población japonesa hace 78 años, es que nunca más ningún país pueda justificar la utilización de armas nucleares que desde hace décadas, por lo menos cinco, tienen el poder de destruir la civilización humana y la vida en el planeta.

En este posicionamiento que hacemos hoy hemos puesto el acento en los hechos históricos y su contexto. El próximo miércoles 9 con motivo del genocidio en Nagasaki, vamos a desarrollar algunas de las acciones llevadas a cabo desde el Nuevo Humanismo, en torno a este tema y las propuestas que desde nuestra federación tenemos respecto a las armas nucleares y los conflictos bélicos en general.

Las y los humanistas sabemos que los pueblos quieren vivir en paz y que se inviertan los recursos en su beneficio, no en su posible destrucción. Hiroshima, como Nagasaki, deben estar siempre en nuestra memoria y en nuestros corazones, para que por ningún motivo dejemos de insistir en la concreción del desarme nuclear total.

En casi todos los países del mundo, absurdamente, el tema no está seriamente instalado ni en los gobiernos, ni en los medios masivos, ni en las campañas electorales. Por lo tanto, la humanidad transita sentada sobre armas nucleares y casi nadie genera conciencia de ello.

Este año el “reloj del fin del mundo” establecido por el grupo de expertos del Boletín de Científicos Atómicos ubicó las manecillas simbólicas a 90 segundos de la medianoche nuclear, (23hs, 58min y 30s), justificando su evaluación por los riesgos generados por el conflicto bélico que se desarrolla en Ucrania entre la OTAN y la Federación Rusa, que ha puesto en las máximas alarmas al sector de la comunidad científica ocupado del peligro potencial del exterminio nuclear.

Las y los humanistas sostenemos que es urgente y vital desmantelar los arsenales nucleares avanzando hacia el desarme proporcional y total.

¡¡Paremos definitivamente todas las armas nucleares!! ¡¡Desarme Nuclear Ya!!

Equipo de Coordinación Internacional Federación de Partidos Humanistas

06-09-2023