Cobertura Sanitaria Universal

 

LA COBERTURA SANITARIA UNIVERSAL ES UN DERECHO HUMANO INALIENABLE.

LA SALUD NO PUEDE SER MÁS UN NEGOCIO.

El 12 de diciembre de 2017, Naciones Unidas estableció ese día como el Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal (Día de la CSU), con la finalidad de aumentar el esclarecimiento y la concienciación respecto de la necesidad de contar con sistemas de salud sólidos y una cobertura sanitaria universal.

La pandemia de COVID-19 puso  de manifiesto la importancia y la urgencia de los sistemas sanitarios de calidad, de la cobertura universal y la exigencia de que se invierta en atención primaria. Cobertura universal de salud y seguridad sanitaria significan que todos, en todas partes, debemos tener acceso a los servicios de salud necesarios. La CSU incluye la gama completa de servicios esenciales, que abarcan la promoción, la prevención y el tratamiento de la salud. Las declaraciones y aspiraciones que se expresan desde la ONU, se basan en los principios de equidad, no discriminación y el derecho a la salud, asegurando que también las poblaciones más marginadas sean alcanzadas y cubiertas, y que nadie se quede sin ellas.

Como ocurre en realidad, entre las declaraciones y objetivos de la ONU y las realidades hay un abismo. Evidentemente los recursos para avanzar con resolución sobre el dolor y el sufrimiento humano son enormes, lamentablemente las cúpulas del Gran capital destinan buena parte de esos recursos al lujo, la violencia y la destrucción.

En el siglo pasado la declaración de Alma-Ata, URSS (1978) y la carta de Ottawa, Canadá (1986), establecieron un cambio de paradigma bajo el desarrollo de la Promoción en Salud; convocando a la comunidad internacional en torno al objetivo de: “salud para todos en el año 2000". Se propusieron cinco estrategias fundamentales: políticas de salud pública adecuadas; crear entornos saludables; reforzar la acción comunitaria; educar para la salud y la reorientación de los servicios sanitarios. 

Los años pasaron, ONU siguió aprobando documentos sobre la base teórica del derecho humano a la salud como algo indispensable, pero el avance de la racionalidad capitalista y neoliberal, fue bajando los niveles de cobertura en las prestaciones y aparecieron lógicas explicativas sobre esas reducciones basadas en argumentos tales como:  "todo tiene un costo", "nada es gratis" o "no se le pueden regalar a los pobres los beneficios de la salud u otros servicios esenciales".  Estas posiciones desconocen, que todos los avances que podemos disfrutar en el presente, son gracias al trabajo acumulado a lo largo del proceso histórico y no por los “buenos” negocios de las corporaciones.

Tomando los datos que aporta la OMS sobre salud y dolencias a nivel mundial queda en evidencia lo lejos que estamos de que se aplique la CSU. Solo mencionaremos a continuación algunas cifras y situaciones muy elocuentes.

Cada día mueren en el mundo más de 4.000 personas de tuberculosis y cerca de 30.000 personas contraen esta enfermedad que puede perfectamente prevenirse y curarse.  Cada año mueren más de 2 millones de niños (casi 8.000 por día) por desnutrición severa, deshidratación y enfermedades que estos factores favorecen (diarreas, rubéola, malaria, TBC). El hambre y la falta de acceso al agua siguen siendo la mayor amenaza para la salud de los habitantes de buena parte del mundo.

Estima ONU que por causa del agua potable contaminada mueren 485.000 personas por diarrea cada año (360.000 son niños menores de 5 años). El 40% de la población mundial vive en regiones con agua potable escasa y el 80% del agua que utilizamos vuelve a los ecosistemas sin haber sido tratada. Unos 4.500 millones de personas no tienen acceso a servicios de saneamiento en condiciones de seguridad.

La esperanza de vida en años por países es otro indicador de la desigualdad en la cobertura en salud. Comparativamente tenemos por ejemplo estos desfasajes en las expectativas de longevidad: Japón 84 años; España 83 años; Mozambique 60 años; Rep. Centroafricana 54 años; la desnutrición severa y la falta de higiene explican en gran medida las diferencias. Si hablamos del gasto público en euros en salud por habitante al año y por país en 2018 se estimó en unos 8.400 el gasto en EE.UU.,  en Francia 3.300, en Argentina 840; en Colombia 310;  en Haití 7, en Níger 5.

Al gran capital privado no le interesa ni la curación definitiva ni la atención primaria en salud, le conviene la cronificación de la enfermedad, que permite mayor lucro. El sistema actual de salud lucrativo y buena parte del sector público, se centra en la atención médica y no aborda el tema de un modo integral. No se orienta a la prevención de la enfermedad, sino a la asistencia y a la rehabilitación cuando la enfermedad ya está instalada. 

Cuando hablamos de salud no solo lo hacemos en los aspectos físicos, sino también nos referimos a lo mental. Los indicadores de suicidios, alcoholismo, uso perjudicial de drogas y violencia cotidiana, dan una noción del estado mental de las personas, de su grado de acuerdo consigo mismas, con los demás y con la vida en general. Cada año, cerca de 800.000 personas fallecen a causa del suicidio, estamos en estos temas muy lejos de poder hablar de aplicación de la cobertura sanitaria universal.

En nuestra federación de partidos humanistas comprendemos a la salud como un bien social, basado en un estado de bienestar y armonía de los individuos entre sí, las comunidades y los pueblos.

Las y los humanistas sostenemos desde hace décadas qué con la ciencia y la tecnología hoy disponible, es evidente que estamos en potenciales condiciones de universalizar, en los hechos, la cobertura en la salud. Esto permitiría eliminar o de llevar al mínimo perjuicio la mayoría de las enfermedades que siguen generando dolor, que conducen a muertes prematuras, que impiden lograr masivamente una longevidad muy superior a la que conocemos hoy.

Las y los humanistas creemos que es fundamental concientizar en que la salud no puede seguir siendo una mercancía para lucrar y al mismo tiempo necesitamos evidenciar que los conocimientos científicos y los avances en las ciencias médicas, no nacieron con el capitalismo y mucho menos aún con el neoliberalismo. La ciencia médica que hoy tenemos es fruto de un largo proceso histórico, con aportes que provienen de diferentes culturas.

Urge disponer de sistemas de salud capaces de cubrir las necesidades de toda la humanidad, evitando la trágica situación actual donde miles de millones de personas son vulneradas en su derecho humano al acceso a la salud.

Es imprescindible priorizar las áreas de prevención y atención primaria en salud, para avanzar con resolución hacia su cobertura universal. Para esto entre otras cosas, es necesario reorientar la industria de la destrucción que tiene como exponente máximo al complejo militar-industrial-financiero, y volcar esos recursos en dirección al buen conocimiento, que impulse al ser humano en dirección a la construcción, al mejoramiento y al crecimiento de la vida.

Para las y los humanistas, la Salud es un derecho humano y social impostergable e indelegable de la gestión Estatal (descentralizada y desburocratizada) y del involucramiento directo de los pueblos, factor de poder principal para producir los cambios necesarios.

Las y los humanistas afirmamos que los complejos problemas económicos y tecnológicos de la sociedad actual, tendrán el enmarque adecuado para su tratamiento si ponemos por encima de todo otro interés, los recursos humanos y materiales en función de la salud y la educación.

Para avanzar con resolución en la humanización de las sociedades, la salud y la educación gratuitas, integrales y universales, tratadas por igual para todos los seres humanos deberán reemplazar como orientación general civilizatoria, al paradigma del presente que organiza a las sociedades y que está dado por la acumulación de la riqueza y el ejercicio del poder en pocas manos.

Equipo de Coordinación Internacional - Federación de Partidos Humanistas

12-12-2022