DIA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE

18 DE DICIEMBRE  DIA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE       

CONSTRUYAMOS UN MUNDO SIN FRONTERAS

Migrar es algo tan antiguo como la humanidad. El ser humano, en su continua lucha por superar las condiciones naturales que le impone el medio en que nace, trata de superarlas buscando nuevos lugares donde pueda satisfacer sus necesidades. Esas necesidades venían dadas en un principio por el propio cuerpo y así se fueron poblando los continentes con migraciones donde el clima y la obtención de alimentos fueran más favorables.

Ya en épocas más cercanas, con el surgimiento de las organizaciones tribales y los asentamientos en ciudades, los continentes y las regiones se fueron poblando con oleadas de migrantes que provenían de otros lugares. Si bien la violencia muchas veces ha sido la metodología utilizada bajo prácticas invasoras de territorios e imponiendo sus condiciones para apropiarse de los recursos, no siempre ha sido así, sino que el intercambio de bienes también ha contribuido a ello (como es el caso de los fenicios).

 

La migración, ya en épocas más recientes y una vez que el ser humano construyó medios de locomoción que acercaron los continentes y las regiones, fue forzada, como en la esclavitud africana y su tráfico transoceánico. Con ella los colonialistas aumentaron la población de América para utilizarlos como mano de obra en sus explotaciones, o las migraciones forzadas por motivos de sobrevivencia como los irlandeses que poblaron los actuales EEUU, lo cierto es que actualmente estamos llegando a una situación en casi todas las partes del mundo, donde nos encontrarnos con una mayor y creciente diversidad étnica, cultural, idiomática, religiosa, proveniente de los más diversos lugares del planeta. Este fenómeno migratorio, nos alegra por esa riqueza de la diversidad humana que se relaciona, que ya es imparable y que en términos legales su regulación, debería tener el marco jurídico que establece el cumplimiento efectivo de los Derechos Humanos para toda persona independientemente de su origen, lengua, religión, raza.

Al parecer vamos hacia una síntesis de todas las etnias humanas y al surgimiento de la Nación Humana Universal, es esa la intención más profunda del ser humano.  Por el contrario, pretender mantener una identidad originaria que no existe, es ir contra la evolución de las cosas, porque somos desde la propia genética un mestizaje. Si bien en base a esta identidad imaginaria se han producido las mayores monstruosidades de que ha sido capaz el ser humano, no por ello esa intención profunda de convergencia de las diversidades se hace día a día más evidente.

Según datos de la ONU: Hoy, el número de personas que vive en un país distinto de su país natal es mayor que nunca. En el Informe sobre las migraciones en el mundo 2020 de la OIM, a junio de 2019 se estimaba que el número de migrantes internacionales era de casi 272 millones en todo el mundo, 51 millones más que en 2010. Casi dos tercios eran migrantes laborales. Los migrantes internacionales constituían el 3,5% de la población mundial en 2019, en comparación con el 2,8% en 2000 y el 2,3% en 1980.

Según el ACNUR, el número de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo era de 79,5 millones a finales de 2019. De ellos, 26 millones eran refugiados, 45,7 millones de personas fueron desplazados internos, 4,2 millones fueron solicitantes de asilo y 3,6 millones fueron venezolanos desplazados en el exterior. Este año estos datos han crecido con la guerra en territorio ucraniano.

En 2020 el número de migrantes internacionales (personas que residen en un país distinto al de nacimiento) alcanzó casi los 272 millones en todo el mundo - 48% de mujeres - frente a los 258 millones de 2017. De estos, 164 millones son trabajadores migrantes. Asimismo, se estima que hay 38 millones de niños migrantes y tres de cada cuatro está en edad (20 y 64 años) de trabajar. Asia acoge alrededor de 31% de la población migrante internacional, mientras que el dato para el resto de los continentes se reparte así: Europa 30%; las Américas 26%; África 10%; y Oceanía 3% [datos recogidos del Portal de Datos Mundiales sobre la Migración] (https://www.un.org/es/global-issues/migration).

En diciembre de 2000, la Asamblea General proclamó el Día Internacional del Migrante que se celebra cada año el 18 de diciembre.

La   Declaración de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes 19 de septiembre de 2016 establece dentro de los “ Compromisos que se aplican tanto a los refugiados como a los migrantes en el artículo 22 lo siguiente: Subrayando la importancia de adoptar un enfoque integral de las cuestiones pertinentes, garantizaremos que se dé a todas las personas que llegan a nuestros países, en particular las que formen parte de grandes desplazamientos, ya sean refugiados o migrantes, una acogida rápida, respetuosa, humana y digna, que se centre en las personas y tenga en cuenta las cuestiones de género. Garantizaremos también el pleno respeto y la protección de sus derechos humanos y libertades fundamentales.

En el artículo siguiente el número 23 se establece:

“Reconocemos y atenderemos, de conformidad con las obligaciones que nos incumben en virtud del derecho internacional, las necesidades especiales de todas las personas que se encuentran en situación vulnerable y que participan en los grandes desplazamientos de refugiados y migrantes, como las mujeres en situación de riesgo, los niños, especialmente los menores no acompañados o separados de sus familias, los miembros de minorías étnicas y religiosas, las víctimas de la violencia, las personas de edad, las personas con discapacidad, las personas que son objeto de discriminación por cualquier motivo, los pueblos indígenas, las víctimas de la trata de personas, y las víctimas de la explotación y los abusos cometidos en el contexto del tráfico ilícito de migrantes”.

Si bien desde el PHI apoyamos esas buenas intenciones del convenio de la ONU, también sabemos que en el caso de la ONU como en ninguno otro es de aplicación el dicho: “de buenas intenciones está empedrado el camino hacia el infierno”.

Una mirada humanista sobre la migración contempla medidas que vayan hacía un MUNDO SIN FRONTERAS en el que se vaya construyendo la NACIÓN HUMANA UNIVERSAL, algunas de ellas podrían ser:

La modificación de la concesión de los permisos de residencia que tienen que obtener los migrantes que llegan a un país, que no deben estar ligados a los intereses económicos de los países de destino y que  sitúan al dinero por encima de las personas, sino que su concesión debe depender exclusivamente de la justificación del que migra para realizar cualquier tipo de actividad legítima -entendiendo por legítima cualquier motivación de desarrollo personal y social, y del interés del que migra por reagrupar a su familia. Excluyendo sólo aquellas motivaciones de personas que perturben la paz y la seguridad de las poblaciones por sus intereses violentos.

La supresión de los visados para viajar de unos a otros países, debiéndose unificar los criterios en todos los países para la concesión del Asilo y la Protección Subsidiaria, para que ninguna persona que huye de su país y se encuentra viviendo en condiciones indignas en campos de refugiados se quede fuera de su protección.

Se deberán fomentar los acuerdos bilaterales basados en la reciprocidad entre países o entre bloques regionales, o a través de convenios realizados por la ONU, donde se trabaje por el efectivo cumplimiento de estos acuerdos.

Para que esto se pueda lograr se tendrán que dar unos pasos progresivos:

         - Generar campañas pidiendo a los gobiernos que se dé un crecimiento progresivo de la Ayuda a la cooperación desde los países con más recursos a los que tienen menos, hasta niveles en los que se vayan equiparando el desarrollo.

         - Exigir una disminución drástica de los conflictos bélicos y de otras formas de violencia como la económica, que evite los desplazamientos de refugiados y desarrollar y apoyar las campañas que hagan asociaciones, instituciones en esta dirección,

         - Propiciar campañas de esclarecimiento en las poblaciones donde llega la inmigración para que se valore al migrante y a su cultura como un factor de enriquecimiento de la propia cultura que los recibe.

 

Urge invertir drásticamente la dirección de la cultura materialista dominante que cosifica al refugiado, al desplazado y al migrante, que somete a los pueblos de la mayor parte del mundo. Por otra parte, no debería plantearse este tema desde el paternalismo o la caridad, sino en términos de lucha por los derechos fundamentales que las personas poseen por el simple hecho de nacer.

Para las y los humanistas los migrantes son como todas las personas “ciudadanos del mundo”, es hora de propiciar la hermandad humana, de tender puentes entre los pueblos, teniendo en claro que es una ínfima minoría cupular violenta y racista, la que promueve la xenofobia para desviarnos de los temas de fondo.

Las y los humanistas propiciamos una mayor instalación del tema de los migrantes al igual que la temática de los refugiados. Hace décadas que propiciamos el fin del neocolonialismo, la devolución de la banca mundial de los pagos por las deudas contraídas a espaldas de los pueblos, el reconocimiento de la multiculturalidad mundial y la convergencia de las diversidades locales en dirección hacia una cultura planetaria no violenta.

Hace décadas que propiciamos el derecho a vivir en un medio ambiente socio - natural  que brinde calidad de vida a las actuales y a las futuras generaciones.  Un mundo donde se abran las fronteras, los hospitales, los centros de estudio.

Pero entre las mejores aspiraciones de avanzar hacia una nación humana universal, regida por la libertad personal, por la solidaridad, por la igualdad de derechos, y oportunidades, por la no discriminación y por la no violencia, se ha levantado un muro anti-humanista que muestra en la situación de los refugiados y desplazados unas de sus caras más crueles.

Ese muro solo puede ser derribado en el sentido más amplio de la palabra, por la unidad en la acción de todos y todas las humanistas del mundo.

Las aspiraciones humanistas serán posibles, si crece en los pueblos con fuerza y con resolución la lucha a favor de la construcción de la democracia real y de la cultura de la no violencia.

Equipo de Coordinación Internacional - Federación de Partidos Humanistas

18-12-2022