Eliminar las Armas Nucleares

 

La seguridad nunca surge de la fuerza de las armas

En diciembre de 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante su resolución A/RES/68/32, declaró al 26 de septiembre como Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, en seguimiento a la reunión del 26 de septiembre de ese año. Y este año 2021 la humanidad tiene una razón muy especial para conmemorar esta fecha, ante la victoria lograda en este campo de lucha que amenaza la vida en el planeta y por ende la supervivencia de la especie humana.

Aunque cada Estado dentro de sus atribuciones soberanas puede contar con los planes para desarrollar energía nuclear con fines pacíficos, desde 1968 la comunidad internacional acordó que las armas nucleares no debían proliferar, aprobando el Tratado sobre No Proliferación de Armas Nucleares (más conocido como TNP).

El TNP estableció un régimen internacional muy peculiar, porque se prohibió el desarrollo de este tipo de armamento y se estableció un régimen de inspecciones internacionales en caso de sospecha, aunque legalmente no se prohibió la posesión de armas nucleares. A esa fecha (1968) los cinco Miembros Permanentes del Consejo de Seguridad ya tenían armas nucleares, proceso iniciado por Estados Unidos (1945), seguido por Rusia (1949, en aquel momento URSS), Reino Unido (1952), Francia (1960) y China (1964).

Y a partir de ahí se consideró necesario impedir a toda costa que otros Estados la adquirieran. El TNP fue ratificado por casi todos los Estados del planeta (191), excepto India (que la desarrolló en 1974), Israel (que oficialmente no ha reconocido poseer armas nucleares) y Pakistán (que la desarrolló en 1998). En el 2003 Corea del Norte denunció el TNP y en el 2006 anunció contar con arsenal nuclear.

Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (más conocido por sus siglas en inglés, SIPRI), se estima que Israel tiene aproximadamente 80 armas nucleares. De estas, alrededor de 30 son bombas para ser lanzadas desde aviones. Las 50 armas restantes están destinadas a los misiles balísticos de mediano alcance Jericó II, que se estima tienen su ubicación, con sus lanzadores móviles en una base militar al este de Jerusalem.

Además de los países que mencionamos como poseedores de bombas atómicas propias, en varios países de Europa,  EEUU dispone de  armas nucleares como parte del sistema armamentístico de la OTAN: Alemania (Renania-Palatinado ); Bélgica (Limburgo), Italia ( Pordenone y Brescia), Holanda (Brabante) y Turquía (Incirlik).

El 10 de septiembre de 1996, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó un Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, el cual ha sido firmado por 185 países de un total de 196 (y ratificado por 169), incluyendo cinco de los ocho con capacidad nuclear. La lógica utilizada es que para producir bombas nucleares, se requiere proceder cada cierto tiempo a ensayos, por lo que la prohibición de los ensayos nucleares también fue una opción que se perfiló y gracias a la que se creó la Organización del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares, la cual dispone de satélites y sensores desplegados en varios puntos del planeta para detectar explosiones de cierta importancia.

Actualmente existen alrededor de catorce mil armas nucleares. Los países poseedores de este tipo de armamento cuentan con costosos programas de modernización de sus arsenales a largo plazo. Más de la mitad de la población mundial vive en países con este tipo de armas o en países miembros de alianzas nucleares.

Hoy en día la amenaza nuclear es mayor y está más vigente que nunca, en una situación cada vez más peligrosa de seguridad internacional y que pone a la humanidad más cerca de su aniquilación. Las posibles reducciones en la fabricación de armas nucleares desde el apogeo de la Guerra Fría, ha sido básicamente porque el desarrollo tecnológico ha permitido crear armas más poderosas, y si hay una menor cantidad desplegadas simplemente ha sido por el mismo avance tecnológico. Hasta la fecha no se ha destruido físicamente ni una sola arma nuclear de conformidad con tratado, bilateral o multilateral, y tampoco hay negociaciones en marcha sobre esta cuestión.

La mentirosa y obsoleta doctrina de la disuasión nuclear persiste como elemento de las políticas de seguridad de todos los Estados armamentistas y sus aliados. Las armas nucleares no garantizan la paz y la seguridad. Su simple existencia plantea una amenaza para la humanidad y la vida en el planeta, además de ser una importante fuente de tensión internacional, por lo cual deben ser prohibidas y erradicadas.

Con el aumento en los planes de actualización de los arsenales nucleares en Estados Unidos y Rusia, seguidos por China y Reino Unido, perdió total validez el concepto de no proliferación y genera una condición cada vez más peligrosa para el planeta. Estos Estados cada vez destinan más recursos para reforzar sus programas, donde solo el plan de modernización del arsenal nuclear de Estados Unidos para el periodo 2017-2026, asciende a unos US$ 400 billones de dólares, según SIPRI.

El 7 de julio de 2017 el mundo fue testigo de un acontecimiento histórico: la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó un Tratado vinculante para la Prohibición de las Armas Nucleares y dio el primer paso hacia la total eliminación de los arsenales nucleares. Aunque ningún país nuclear y ningún país miembro de la OTAN, salvo Holanda (quien fue el único voto en contra), asistió a la Conferencia Diplomática celebrada en Nueva York, 122 Estados firmaron a favor de la aprobación de este tratado.

El tratado se abrió para su firma el miércoles 20 de septiembre de 2017 y gracias al gran trabajo realizado en este hito la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICANW, por sus siglas en inglés) una coalición de organizaciones no gubernamentales (ONG), entre las cuales se encuentra la organización humanista Mundo sin Guerras y sin Violencia, la ICANW recibió el Premio Nobel de la Paz en diciembre del 2017 en Estocolmo.

El 24 de octubre de 2020, con el depósito en la ONU de la ratificación N° 50, se activó la entrada en vigencia del Tratado, que se hizo efectiva 90 días después, el pasado 22 de enero de este año 2021.

Al entrar en vigor este primer acuerdo multilateral aplicable a escala mundial, se prohíbe íntegramente las armas nucleares y se desafía a las potencias nucleares al decirles que no tienen ninguna potestad o derecho a poner en riesgo la vida sobre este planeta.

Las y los humanistas sabemos que el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares tiene el potencial transformador de facilitar un paso significativo hacia el desarme nuclear, al dejar patente la ilegalidad de las armas nucleares y estigmatizar su posesión. Este Tratado está basado en los principios y normas del Derecho Internacional Humanitario, es un instrumento internacional jurídicamente vinculante que prohíbe las armas nucleares fundamentado en las inaceptables consecuencias que puede producir.

Con este Tratado de 20 artículos, las armas nucleares quedan en pie de igualdad con las demás armas de destrucción masiva, quedando así todas sujetas a prohibición mediante tratados específicos, ya que eran el único tipo de arma de destrucción masiva que no estaba específicamente prohibida por el derecho internacional.

La marcada oposición que enfrentó este Tratado en sus diferentes etapas hasta lograr su vigencia, por parte de los Estados con armas nucleares y algunos de sus aliados, es en sí mismo un motivo de optimismo, porque indica que la convergencia de ideas afines de rechazo a las armas nucleares será un gran catalizador de esfuerzos internacionales más concertados hacia el objetivo común de un mundo libre de armas nucleares.

El Partido Humanista Internacional considera que la clara victoria diplomática en Naciones Unidas reafirma la férrea voluntad de gran parte de la comunidad internacional de terminar con armas que, lejos de contribuir a "un mundo más seguro" como rezan sus promotores, han contribuido a la situación de convulsión que lo azota desde varios decenios.

Al imperativo humano y jurídico del desarme nuclear, habrá que sumarle el imperativo político de lograr eliminar todas las armas nucleares del planeta. Las y los humanistas sabemos que mientras existan armas nucleares persistirá el riesgo de que vuelvan a ser empleadas, sea por accidente o intencionalmente, por lo que su total eliminación es un imperativo y a eso seguiremos abocados hasta contar con un planeta libre de ese flagelo.

Equipo Coordinador Internacional
Federación de Partidos Humanistas

26 de septiembre, 2021