El agua es un derecho humano

 

Un bien inapropiable para el lucro individual y corporativo

Desde 1992 la ONU celebra el Día Mundial del Agua cada 22 de marzo para recordar la relevancia de este líquido esencial. 

Y el 28 de julio del 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente que  “el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos.” 

Así la Asamblea admitió el derecho de todo ser humano, a tener acceso a una cantidad de agua suficiente, aceptable, segura, asequible  y accesible para el uso doméstico y personal, estimando  entre 50 y 100 litros de agua por persona y día.  Agua libre de microorganismos, sustancias químicas y peligros radiológicos que conformen un peligro para la salud humana.

A pesar de lo imprescindible que es para la vida y para todas las actividades sociales y económicas el abastecimiento de agua dulce y de su calidad, dentro del brutal sistema de explotación capitalista  el agua es un bien insuficiente. 

En base a datos actuales del organismo de Naciones Unidas para el agua (UN Water) alrededor de 800 millones de personas carecen incluso de acceso básico al agua potable en todo el mundo. Al menos 2 mil millones de personas necesitan depender de fuentes de agua gravemente contaminadas, que propagan diarrea, cólera, disentería, fiebre tifoidea y otras enfermedades potencialmente mortales. Unos 4200 millones de individuos ( casi el 55 % de la población mundial) carecen de un sistema de saneamiento adecuado.

La mortalidad infantil que diariamente se produce a nivel planetario, por desnutrición, deshidratación y falta de agua para la higiene, se estima en más de 7000 niñes menores de 5 años. Estima la ONU  que por causa del agua potable contaminada mueren 485,000 personas por diarrea cada año; de estas muertes, más de 360,000 son niños menores de 5 años. 

Los esfuerzos que se enuncian desde los organismos multilaterales que abordan el tema y que proponen  "agua y saneamiento para toda la población mundial antes de 2030", colisionan con los intereses del gran capital, que no ha dudado en mercantilizar este bien hasta llevarlo recientemente a fines del año pasado, a incorporarlo al sistema de especulación y estafa económica internacional denominado mercados de derivados futuros.                                                 

Las mayores actividades humanas perjudiciales para la calidad del agua, están ligadas exclusivamente al modelo de producción capitalista  que busca en la mayoría de sus versiones exclusivamente,  el máximo de rentabilidad sin importar el daño que eso produce en el medio sico-socio-ambiental.

En la actual crisis sanitaria producida por la COVID-19, el acceso al agua es prioritario para contrarrestar el avance de la pandemia y las posibles mutaciones del SARS-CoV-2. La recomendación general es  lavarse las manos regularmente como una forma efectiva de detener la transmisión del virus. Esta tarea se torna muy difícil de practicar ante su escasez  y/o contaminación, para casi tres mil millones de personas en el mundo  que no tienen cómo lavarse las manos contra el coronavirus. 

Las y los humanistas somos conscientes que de no revertirse la dirección deshumanizante impulsada por el Gran Capital,  la creciente especulación sobre los territorios que tienen fuentes de agua, potenciará aún más el avasallamiento de pueblos originarios, de comunidades en diferentes continentes. Lo mismo ocurrirá con el aumento del desplazamiento de poblaciones y con el fomento de conflictos armados.

Las y los humanistas sostenemos que es imprescindible avanzar en dirección opuesta al sistema financiero internacional. Necesitamos desmercantilizar la naturaleza y sus componentes imprescindibles como  el agua, necesitamos con urgencia una relación armónica con el medio socio-natural.

La ciencia y los recursos actuales permitirían en muy corto plazo disponer de agua potable para todo el género humano. Si esto no ocurre es porque la especulación monstruosa del gran capital lo está impidiendo.

Es necesario invertir más recursos en algunos de los principales avances que están desarrollándose actualmente como el desarrollo de plásticos biodegradables (en base a plantas); los invernaderos flotantes, el agua condensada proveniente de la niebla, la desalinización y potabilización del agua de mar (combinándola con la energía solar y eólica). 

Es necesario proteger los humedales, promover las técnicas de la “agricultura de conservación», (permite preservar la estructura del suelo, la materia orgánica y la humedad pese a la disminución de las precipitaciones),  propiciar la agroecológica.  y regular el uso de las fuentes de agua subterráneas ante el avance que se registra crecientemente sobre la privatización de los subsuelos, 

Las y los humanistas reclamamos imprescindible y urgente un cambio de raíz   en la matriz  productiva, energética  y de consumo que impone la actual cultura materialista-antihumanista-capitalista.

Equipo de Coordinación Internacional
Partido Humanista Internacional

22/03/2021

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